Luis Pérez Lara

Luis
Pérez Lara

Lugar de residencia:

San Sebastián de los Reyes

Oficio:

Arquitecto / Perito / Aparejador

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Nací el 12 de Agosto de 1936, 25 días después del golpe de estado. A las pocas semanas mis padres, que eran miembros del PCE, se alistaron para defender la republica, así que a partir de entonces los vi a escondidas ocasionalmente, y sólo una vez que terminó la guerra. Mi madre murió perseguida cuando yo tenia 14 años, mi tío murió en el frente y fue trasladado al Valle de los Caídos donde está todavía, y mi padre fue detenido y condenado a muerte, aunque logró escapar de la cárcel de Alcalá de Henares y siguió luchando en el maquis un año más hasta que le descubrió la policía; entonces fue sacado de España y pasó los siguientes 32 años en el exilio. Cuando yo tenía 20 años fui a Francia, prácticamente a conocerle. Me recibió en la estación y me contó su historia, aunque yo ya sabía bastantes cosas porque a los 14 años cuando salí a trabajar me encontré con gente del PCE que conocía a mi padre y que me recibieron. Fue a los 14 años, en una célula del PCE llamada “la célula del hojalatero” donde empezó mi militancia. A los 20 años llegué a Francia como turista, pero me pude hacer el carnet de identidad y conseguir permiso de trabajo, por lo que pude permanecer como inmigrante económico. A los poco días de llegar me integré en una célula del PCE en París. Ver el contraste entre Francia y España me impresionó, así que me presté a luchar como pudiera. Poco tiempo después me integré en el Comité Francés del PCE. Cuando llevaba tres años y medio en Francia Santiago Carrillo me propuso volver a España a luchar clandestinamente. Le dije que aceptaba sin dejarle terminar siquiera. Me dijo que me podía negar, pero no se me ocurrió. Ya había hecho anteriormente viajes a España clandestinamente para traer propaganda. Así pues, regresé a España en mayo o junio de 1963. A partir de ahí estuve hasta 1967, cuando me detuvieron organizando el partido. Cuando me detuvieron pasé por la DGS y fui torturado por la plana mayor de la Brigada Político Social; allí estaban Billy el Niño, otro al que llamaban “El profe” y muchos más. Había que aguantar porque si decías algo te torturaban mas. Me tuvieron de pie sin comer ni dormir durante 72 horas en las que no dejaron de torturarme física y psicológicamente. Eso fue lo peor. Los golpes te pillan de sorpresa al principio, pero a medida que pasa el tiempo, te haces a la idea de que hay que aguantar… la más dura fue una de las torturas de “El profe”, que me iba dando golpes pequeños durante horas, hasta que parecía que iba a reventar. Ahí si pase miedo. Me quisieron tirar por la ventana como a Julián Grimau; recuerdo que me esposaron y colgaron de la ventana… Todavía tengo marcas de las esposas después de tantos años. En aquellos años aún se torturaba, aún se hacían estas barbaridades, y es bueno contarlo y que la gente lo sepa. Después de las 72 horas me llevaron al juez; alegué torturas y el juez me dijo que, “en España no se torturaba”. De ahí me trasladaron a la cárcel de Carabanchel, a la Sexta Galería, donde estaban los presos políticos. Las cárceles franquistas eran lugares de tortura, de sufrimiento. Nosotros, los presos políticos, fuimos imponiendo nuestra ley a base de una lucha tremenda, diaria por nuestra dignidad. Luchábamos por la dignidad de todos los prisioneros, no sólo de los políticos. Nosotros estábamos muy organizados, estábamos en La Comuna que tenía como principio, unas leyes solidarias; compartíamos la comida, la ropa… el comandante Ochaviña, era muy célebre se encargaba de la cocina porque era al que mas respetábamos. Estábamos en celdas de literas, de dos o cuatro por celda, y teníamos un patio donde salíamos. Hicimos un comité de recepción, en el que hacíamos una entrevista a todo el que entraba, y según lo que nos contaba hacíamos una previsión de condena, para organizarle un cursillo al que era obligatorio asistir, donde enseñábamos cómo luchar contra la policía, los fundamentos de los partidos políticos y el movimiento obrero etc. También hacíamos una gran labor de educación; por eso a la cárcel de Carabanchel se le llamó la “universidad de Carabanchel”. Cuando conocí que me pedían una condena de 13 años y un día le dije a mi novia que no quería que sufriera la condena ella también; aguantamos cerca de tres años juntos, pero al final la relación acabó. Una vez condenado me trasladaron a Soria, a una cárcel a la que llamaban “La Legionaria”. Tal y como habíamos hecho en Carabanchel, fuimos “domesticando” la cárcel: organizamos cursos para los presos… era una auténtica universidad. Luchábamos por el estatuto de Presos Políticos, así que coincidiendo con el fin de año organizamos una huelga de hambre; recuerdo que tuvieron que abrir un ala del hospital para los que fueron cayendo. Cuando terminamos la huelga el director de la cárcel, que era un hombre joven, nos organizó un plan de comidas para que nos fuéramos recuperando… eso hizo que le castigaran a él, y fue trasladado a otra prisión. El nuevo director era muy duro, pero le hicimos la vida difícil. Tras la huelga a los que ellos consideraron los cabecillas nos trasladaron a Segovia. En cada cárcel luchábamos por nuestra dignidad. Al llegar a Segovia, teníamos un compañero enfermo y así se lo comuniqué al director; al ver que no se respetaba su régimen de comidas y medicamentos protestamos, pero al cabo de tres días murió desangrado en la celda. Es el episodio más triste que he vivido en la cárcel. Logramos que cambiaran al director, y a partir de ese momento no dejamos pasar ni una al nuevo director. Recuerdo que me hice con un transistor y empecé un periódico en la cárcel, llamado “El Papelín”, que utilizábamos para contar las noticas, especialmente para seguir el Proceso de Burgos. Así mismo organicé que pudiéramos estudiar para redimir penas. La cárcel es muy dura. La gente se descuida mucho en la cárcel, así que establecí que todo el mundo tenía que hacer gimnasia por la mañana, y estudiar algo. Yo también decidí estudiar el bachillerato superior y la diplomatura de perito mercantil, lo hice todo en tres años y medio. Poco a poco fuimos conquistando nuestra dignidad. Estábamos siempre muy pendientes los unos y los otros, y aún así la cárcel es un desgaste tremendo; yo vi gente que salió muy tocada. Recuerdo que cuando murió Salvador Allende me desmayé. Me costó mucho reponerme no tanto físicamente sino mentalmente; aquello fue un golpe muy duro. La libertad condicional me llegó en el año 73, aunque todo el mundo me decía que no me la iban a dar. Un día mientras jugábamos al fútbol escuchamos, “Luis”, “qué Luis?” preguntamos, “Luis Pérez”, “Hay varios”, “Luis Pérez Lara, persónese en tal sitio, que se va usted”. Así fue como me comunicaron el traslado a Jaén para cumplir el 3er Grado. Me entró una especie de pérdida de control… “y qué hago yo ahora?” pensé. Cuando salí de la cárcel me costó atravesar la calle… había tanto coche, y yo había perdido el sentido de la perspectiva. Fue una alegría inmensa, pero también algo que había que asumir. Me acogió mi familia hasta que encontré trabajo y un sitio donde vivir. Me reinserté en la lucha clandestina. Seguí formando parte del Comité Central y del Comité Ejecutivo del PCE. Fueron años de una lucha muy importante. Las detenciones y las condenas a muerte siguieron hasta el año 1975. El régimen siguió torturando hasta el final, y mas allá, hasta el año 77. Es importante decirlo. A pesar de haber pedido una compensación para las victimas del franquismo, lo único que se nos ha concedido fue que una serie de partidos políticos en el parlamento, y no todos, me dieran a mi, junto a muchos otros, un reconocimiento como luchador de la libertad. El Estado sigue en deuda con las victimas. Seguimos teniendo una ficha policial porque las condenas de cárcel, según la Ley de Memoria Histórica, son consideradas ilegitimas pero no ilegales. Sigue el Valle de los Caídos, con las víctimas enterradas junto a su verdugo. Yo continúo participando en todo lo que puedo; soy el presidente de la Asociación de Ex presos de España, y sigo luchando por las mismas reivindicaciones de toda la vida. El Tribunal Supremo nos ha cerrado la puerta al reconocimiento y la compensación a las victimas, la vía judicial se nos ha negado, y es por eso por lo que decidimos constituir la Plataforma por la Comisión de la Verdad que exige la creación de una Comisión de la Verdad en España que investigue qué pasó, que garantice el derecho a la verdad, y que haga recomendaciones que nos permitan alcanzar la justicia, la reparación y la no repetición. Cada vez tenemos más apoyos y reconocimientos.
Categoría Fecha inicio Fecha fin Lugar
TORTURA Y AGRESIONES FISICAS 23/04/1967 12/12/1973 Madrid
Prisión provincial o penal 23/04/1967 12/12/1973 Jaén
Prisión provincial o penal 23/04/1967 12/12/1973 Soria
Prisión provincial o penal 23/04/1967 12/12/1973 Segovia

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