Manuel Gambín Sepúlveda

Manuel
Gambín Sepúlveda

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Oficio:

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A finales del mes de Julio de 1963, y siendo de madrugada, sonó el timbre y me acerqué a la puerta para saber quién llamaba a esas horas. Pregunté quién era, y el sereno me contestó "soy yo, el sereno, abra la puerta", la abrí y dos tíos grandes se abalanzaron contra mí diciéndome "somos de la policía político-social". Uno se quedó conmigo, y el otro recorrió la vivienda y, cuando terminó la inspección, dijo "vístete, que nos vamos". Yo pregunté "¿donde?" y me dijeron "ya te enterarás". Subimos al coche que estaba esperando en la puerta, y nos fuimos a la Dirección General de Seguridad. Al llegar me llevaron a una habitación que estaba en el centro; me dijeron que me sentara en una silla, y al poco rato, entró con mucho brío el propio Director General de Seguridad y dándome un fuerte tortazo me tiró al suelo. Me levanté como pude y me acercaron a una maleta que contenía armas y explosivos, preguntándome si yo la conocía. Les dije que no. Continuaron con los interrogatorios bajándome y subiéndome a los calabozos. Al final de tanto interrogatorio, se confirmó que la maleta con los explosivos había sido introducida en un taller de forja y cerrajería de mi propiedad sin mi consentimiento. Después me informaron de que lo había hecho Francisco Granado Gata que vivió próximo a mi taller antes de emigrar con su familia a Francia, donde se afilió a las Juventudes Libertarias. Yo ignoraba que perteneciera a ninguna organización política, y nuestra amistad se debía a que su profesión era forjado y en ocasiones hacía algunos trabajos de forja. Desde la Dirección General de Seguridad nos llevaron a los Juzgados Militares de la calle del Reloj donde nos juzgaron el Coronel Eimat, y el Teniente Coronel Barbal. Antes del proceso vinieron a Madrid dos compañeros de las Juventudes Libertarias que colocaron un petardo en el departamento de pasaportes, y otro en una ventana del Ministerio del Sindicato del Paseo de Recoletos, siendo imputados estos dos petardos a Granado y Delgado. A los pocos días de nuestra detención, creo que fueron unos 15, se celebró un Consejo de Guerra Sumarísimo de Urgencia y fuimos condenados a: - Francisco Granados Gata, a Pena de Muerte - Delgado, a Pena de Muerte, - Manuel Gambín Sepúlveda, a 12 años y un día. Pasé cinco años en prisión. En la cárcel de Carabanchel fui agredido físicamente, me dieron de palos en la cabeza, pero luego el cura intentó minimizar los hechos impidiendo que “pasase a mayores”. De todos los presos políticos, fui el único que no tuve libertad condicional.

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