Concha Tristán
Concha Tristán fue una enfermera, militante comunista, joven antifranquista y madre encarcelada, una de las últimas mujeres condenadas a muerte por la dictadura. En 1975, con solo 21 años y embarazada, fue detenida, golpeada y torturada en la Dirección General de Seguridad de Madrid.
Aislada durante semanas, fue sometida a un consejo de guerra sumarísimo sin garantías procesales. La acusaron de haber mantenido reuniones con militantes de un grupo guerrillero antifranquista (FRAP). Fue condenada a muerte por ello, pero su embarazo forzó la conmutación de la pena a cadena perpetua.
El consejo de guerra que la condenó formó parte de una serie de juicios militares en los que se dictaron varias penas de muerte. Su caso refleja el uso de la justicia militar como instrumento de represión política durante la fase final de la dictadura.
Pasó por celdas de aislamiento, castigos y humillaciones. Dio a luz en prisión. Desde el encierro, siguió protestando: en 1976 subió al tejado de la cárcel con una pancarta que pedía amnistía. Fue liberada en 1977, pero nunca reparada. Nadie anuló su condena y nadie juzgó a sus torturadores.
Concha formó parte de esa generación de mujeres que enfrentaron a la dictadura con el cuerpo, la palabra y la convicción. Murió en Cádiz en 2009, en el anonimato, sin homenajes ni justicia.
Incluir su historia en los relatos públicos sobre la represión franquista permite comprender mejor el alcance del uso de la violencia política y judicial durante los últimos años de la dictadura. También contribuye a reconstruir el papel que desempeñaron muchas mujeres en la lucha clandestina.