El barco Stanbrook
El 28 de marzo de 1939 zarpó del puerto de Alicante hacia Argelia el barco mercante Stanbrook, a bordo del que se encontraban más de 2.600 personas que huían de la represión franquista. Este fue el último buque en partir con exiliados republicanos desde España.
El capitán Archibald Dickson, desobedeció las órdenes que se le habían dado y convirtió lo que era un buque preparado solo para transportar carga, en un símbolo de humanidad salvando a las personas que estaban esperando en el muelle al permitir el acceso de maestros, mineros, sindicalistas, madres, niñas y combatientes, como parte de los cientos de miles que se exiliaron tras la victoria franquista.
Las condiciones dentro del barco eran extremas, la gente estaba amontonada en la bodega víctima de un calor asfixiante y de la constante amenaza de bombarderos que hizo el viaje todavía más difícil. El miedo y la urgencia provocaron escenas desgarradoras y se extendió una angustia colectiva previa a la experiencia de un largo exilio.
Después de 20 horas de travesía, el Stanbrook llegó a Orán, en Argelia, donde las autoridades francesas sólo permitieron el desembarco después de intensas presiones. Después del desembarco, muchas personas fueron internadas en campos de concentración en el desierto.
El capitán Archibald Dickson murió meses después, cuando otro buque en el que viajaba fue torpedeado durante la Segunda Guerra Mundial. Su acto de valentía salvó miles de vidas, aunque durante años su historia quedó en el olvido.
Recordar la historia del Stanbrook es una parte fundamental de la memoria democrática, un homenaje a quienes defendieron valores de justicia y libertad y una forma de reconocer las experiencias del exilio.