La masacre de la plaza de toros de Badajoz

La masacre de la plaza de toros de Badajoz

En agosto de 1936, tras la entrada de las tropas del bando sublevado en la ciudad de Badajoz, bajo el mando del general Juan Yagüe, se produjo una dura represión contra personas afines a la República. Se presentaron numerosas detenciones y ejecuciones que dejaron una profunda huella en la memoria local.

La plaza de toros fue utilizada como un centro de reclusión y fusilamiento. Se estima que entre 1.000 y 4.000 personas fueron asesinadas en ese lugar, aunque las cifras exactas varían según las fuentes. Entre las víctimas había civiles, milicianos, sindicalistas y otras personas afines al gobierno republicano.

La mayoría fueron ejecutados sin un juicio formal, tras breves interrogatorios. Los cuerpos fueron enterrados en fosas comunes o quemados, y algunos aún permanecen sin identificar. El episodio es uno de los más significativos de la represión en Extremadura.

Badajoz ha tenido dificultades para incorporar este episodio a su memoria oficial, pues la plaza de toros fue demolida y reemplazada por el Palacio de Congresos, donde hay una eclíptica en homenaje a la masacre, pero que no cuenta con ninguna placa que la identifique.

Organizaciones de memoria histórica han reclamado el reconocimiento del lugar como Lugar de Memoria Democrática, en línea con los principios de verdad, justicia y reparación y el concepto adoptado por la ONU “memoricidio”. No obstante, estas iniciativas han enfrentado obstáculos tanto institucionales como sociales.

La masacre de Badajoz es hoy un símbolo de los desafíos que aún persisten en torno a la memoria histórica en España. Recordarla no solo implica justicia para las víctimas, sino también un compromiso con la construcción de una memoria democrática.


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